Quiero dedicar el presente relato incluyendo las fotos a todas aquellas personas, que sin importar su condición social, económica, ocupación o nivel de formación educativa recibida, siempre intentan por todos los medios hacer lo correcto, no hacer daño a nadie, mantenerse firmes y perseverar en sus ideales pese a las amenazas y tentaciones de quienes hacen todo lo contrario, pese a cualquier tipo de presión y ante cualquier factor de miedo. Mis respetos, hacen falta en México muchas más personas como ustedes…
Un poco desvelado luego de una excelente noche con una gran compañía conociendo nuevas personas en un ambiente agradable, sin excesos, pero con pocas horas de sueño me levanto un poco tarde y con todas las ganas de rodar por un lugar que tenía varios años la intención de conocer, así que dejando atrás los temores pero no las precauciones, me lanzo al sur por la carretera que va a La Flor. El día es perfecto, así que rodando un poco aprisa por la ciudad con la emoción por iniciar esta rodada salgo primero rumbo a La Ferrería, y ahí vi con gusto esta pequeña represa a su máxima capacidad. No le dediqué mucho tiempo a La Ferrería, pues dejé para luego la visita a la ex-hacienda, zona arqueológica y los restos de la que fue la primera fundición de hierro en latinoamérica:
Es temprano y voy subiendo a paso muy tranquilo las curvas que llegan hasta Los Llanitos, y ahí en alguna larga recta me encontré con dos ciclistas que ya venían de regreso a Durango luego de una mañana de entrenamiento, posiblemente con miras al próximo paseo ciclista Durango – Mazatlán. Más adelante de pronto me encontré un ciclista que al igual que yo casi va llegando a Ventanas, lo rebaso y me detengo en el mirador. Ahí está un segundo ciclista que ya está descansando y yo me pongo a tomar fotos del paisaje, mientras ellos se acercan y me piden agua, están muy cansados, no salen frecuentemente a pedalear pero al menos ya lo comienzan a hacer, y su objetivo es entrenar para dentro de un año asistir a la Ruta Durango – Mazatlán, ¡seguro lo lograrán! Platicamos un poco de mi moto, entre ellos hablan del cansancio que traen e incluso consideran seguir rumbo a La Flor, pero finalmente deciden regresar a Durango.
Más adelante llegué a el Mirador Balcones, pues siempre que había pasado por ahí había visto el letrero y jamás le puse atención, pero luego de que Jorge G. me mostró unas fotos del lugar no pude dejarlo pasar por esta ocasión. Y aunque había una terracería bastante accesible para llegar al mirador vi unas pequeñas rocas que se me antojó subir y así hice un poco de trial, la DR se comportó de maravilla y solo un pequeño fallo de mi parte hizo que al bajar de una roca de pronto se apagara el motor… Una buena experiencia que entre otras cosas me regaló una excelente vista y una nueva perspectiva de la DR:
Salí a la carretera ahora si por la terracería y continué mi camino pasando por donde se termina físicamente la carpeta asfáltica, esto es a 40km aproximadamente de Durango y a partir de aquí comienza el camino de terracería, que está completamente abandonado y cuenta con muchos baches e irregularidades, está en pésimo estado de conservación, pues obviamente por su ancho debería tener un mantenimiento periódico al menos. A pesar de esto simplemente fui con cuidado, rápido pero tratando de evitar siempre los baches zig-zagueando constantemente, pero también iba tomando fotos pues los paisajes que voy descubriendo me deslumbran una vez mas…
En algún punto mientras me detuve me rebasó un trailer, me saluda y hago lo mismo, luego lo rebaso y cuando me vuelvo a detener él hace lo propio, fue un agradable compañero de viaje aunque supongo se quedó en algún poblado o se desvió hacia algún sitio de extracción forestal pues ya no lo vi por mis espejos retrovisores. Voy gozando de las cualidades todo terreno de mi moto, acelerando cuando el camino lo permite, frenando cuando hay un gran bache o acelerando más si el bache no es tan grande, de pronto hago algunos pequeños saltos pero siempre sin exponerme a riesgo de caer, pues he visto demasiado pocos vehículos y por esa cuestión no era un lugar para tener algún problema con la moto. Me siento en grande recorriendo este nuevo camino y voy pensando en que poca gente lo conoce, cuando de pronto veo disminuido mi ego al observar que de frente viene una Dinamo urbana a paso tranquilo pero sin tantas pretensiones… El chavo va sin casco pero esta vez eso no me preocupa mucho ni le doy demasiada importancia, simplemente disminuí mi velocidad y lo saludé. Podría decir que me sentí banquetero, pero la verdad me dio mucho gusto ver un motociclista mas por ahí.
Cada vez voy subiendo mas y mas y el clima se vuelve fresco, además ahora voy rodando bajo unas nubes que venía viendo a lo lejos y que amenazan con mojarme en cualquier instante ante cualquier titubeo de mi parte. Cuando sentía que ya estaba cerca de La Flor me crucé con algunos vehículos, incluso con un camión de pasajeros e invariablemente sus conductores siempre me voltearon a ver extrañados, con una mezcla de miedo y sorpresa. Algo similar vi al pasar por Pilares y Tablateros. No sabía que esperar, pero al llegar a La Flor me encontré un pueblo grande en extensión pero pequeño en población, muy agradable, grandes distancias entre cada casa, una escuela, una iglesia morada y perros en las “calles”. Poca gente pero se ve movimiento y el plan era llegar ahí nada más, pero como vi maquinaria de construcción mas adelante me asomé a ver y vi que ahí comenzaba un camino de reciente construcción, estaba en terracería pero en un excelente estado así que no pude resistir la tentación y lo seguí por algunos kilómetros.
De regreso en La Flor llegué a una casa que parecía tienda, pero un señor me dijo que la tienda era enfrente, compré unas galletas y un jugo. Regresé a la DR para consultar mi mapa y luego me acerqué con los dos señores que estaban en la casa a la cual había llegado primero. Luego de saludar y presentarme brevemente pude platicar un poco sobre una rodada que quiero hacer, así como las condiciones del camino de la misma y finalmente decidí dejarla para dentro de varios años. También hablamos de diversos temas relacionados con la falta de trabajo en la zona, así como del hecho de que oficialmente la carretera ya está pavimentada hasta La Flor, pero como acabo de constatar eso es una gran mentira al menos por 37km, así que bien podría tratarse de un caso de corrupción gubernamental. No puedo afirmar esto pero será objeto de investigación de mi parte junto con la construcción de la carretera Durango – Mazatlán.
Luego de unas breves recomendaciones para mi regreso, como por ejemplo llegar a comer a Pilares, emprendí el mismo a una velocidad mas constante, pues quería llegar a tiempo para un musical y más aún para conseguir un boleto extra… Ya casi no me voy deteniendo a tomar fotos, además de que fácilmente voy rebasando a las camionetas y autos que pasaron por La Flor camino a Durango mientras estuve ahí.
Ya rodando sobre la carretera pavimentada de pronto pude ver una familia haciendo un día de campo, talvez una carne asada a pocos metros de la carretera. Eso me dio mucho gusto, pues precisamente esta carretera casi ha sido olvidada por los paseantes, pero con la presencia de los ciclistas de la mañana y de esta familia, además de la mía propia veo que aún hay quienes sentimos esta tierra como nuestra, y que la seguimos disfrutando. Con estos pensamientos llegué a Durango y luego de una llamada a un celular apagado que mas tarde se convirtió en charla por el mensajero, llegué a casa satisfecho de conocer un lugar mas dentro de mi enorme estado, pero más aún de saber que somos muchas más las personas que estamos decididas a hacer bien las cosas, pero que solo hace falta que hagamos mas ruido y que nos manifestemos en mas campos de acción.
Distancia total recorrida: 159km, de los cuales 79 fueron terracería