Habitantes del camino. Día 15

Copala – Durango, nuestro hogar

(Click aquí para leer el día anterior)

En un lugar feliz (©Ruth Rivera)

En un lugar feliz (©Ruth Rivera)

Noche deliciosa, por primera vez en varios días el calor no nos despertó temprano, el fresco de la noche me hizo sentir casi en casa y antes que pudiera abrir los ojos, mi subconsciente registró unos grabes sonidos a lo lejos. Choppers anuncian el inicio del día y del viaje que se nos escapa y agoniza al saberse en su ocaso. De pronto alguna deportiva irrumpe esa delicia de sonidos y recuerdo que mi amigo Mendía no debe de tardar en pasar. Me gustaría tomar nuestras cosas y salir a rodar rápidamente para al menos saludarlo, pero antes tenemos que desayunar algo; de cualquier modo confío en verlo en el camino.

Antes de salir a buscar algo de desayunar, hacemos una breve remembranza del viaje. Tratamos de averiguar en broma cómo este viaje podría cambiarnos la vida, pero definitivamente eso no se puede saber aún. Creo yo que lo que más me ha impactado del viaje son los caminos, los paisajes, todos esos sitios nuevos descubiertos que aunque ninguno conocimos a detalle, al menos sabemos un poco más y disfrutamos de esa obra de arte que la naturaleza nos ofrece a cada paso; sobra decir la gran experiencia que ha sido compartir el viaje con Ruth, de verdad algo completamente distinto a los largos viajes que hacía en solitario… A ella le queda especialmente todo lo aprendido en cada kilómetro, la experiencia de nadar un poco más y atreverse a entrar sola al mar, la gente con la que tuvo algo de contacto, probar comida nueva, resaltando que el hacer todos los días algo diferente te despierta de nueva cuenta, para seguir descubriendo, trabajando, aprendiendo… simplemente seguir.

Alegría y una pizca de nostalgia

Alegría y una pizca de nostalgia

Pasillo mágico

Pasillo mágico

Ya con el estómago implorando por alimento todavía fuimos a la pequeña sala de lectura a filmar un poco de las Memorias de Alvin Joseph Miller, quien hace años estuvo en Copala, al igual que en otras partes del mundo, pero eligió este magnífico sitio para dejar una de las copias de sus memorias, donde se muestra como vivió, que era aficionado a la caza, tuvo demasiados hijos, un matrimonio tradicional y en general fue feliz. Lástima que el libro estaba en inglés, de lo contrario seguramente hubiésemos leído varias de sus páginas. De verdad nos quedamos con la interrogante sobre cómo este libro terminó aquí, nos consideramos afortunados de al menos tenerlo entre las manos y hojearlo (meses después de hoy, pudimos investigar en internet y encontrar que esta persona está en el Salón de la Fama de su ciudad de origen).

Copala merece varios días

Copala merece varios días

Salimos en Suzuki a buscar algo de desayunar y, al mismo tiempo, disfrutar del pueblo por unos últimos minutos. En el centro no encontramos nada, pero decidimos subir por una calle que no habíamos recorrido y vemos varios establecimientos de los cuales no sabíamos nada. Algunos están relacionados con la minería y simplemente me queda claro que tenemos que regresar después a conocer a detalle este pueblo, que tiene tanto por ofrecer. Yo quería desayunar pizza, pero como no encontramos ningún lugar abierto, al final regresamos al estacionamiento del hotel y en el restaurante del mismo pedimos unos chilaquiles, que disfrutamos entre reflexiones sobre el pasado de Copala…

Extraña soledad

Extraña soledad

Nos quedamos con las ganas de probar el pay de plátano de este restaurante y vamos a subir nuestras cosas a Suzuki. Le reviso la presión de las llantas y me doy cuenta que requiere un poco de aire, así que en el hotel me informan que unos metros adelante rumbo a Durango, pasando la desviación a Pánuco, hay una desponchadora. Por una cuota no tan módica me prestan una manguera, inflo a la presión adecuada, revisamos los últimos detalles y tomamos algunas fotos a compañeros de la ruta de hoy, que van a sus casas luego de la Semana Internacional de la Moto Mazatlán 2011:

La mejor carretera (©Ruth Rivera)

La mejor carretera (©Ruth Rivera)

Perfecta evolución (©Ruth Rivera)

Perfecta evolución (©Ruth Rivera)

Dos son mejor que cuatro

Dos son mejor que cuatro

Camino tan conocido, tan vivido, tan lleno de alegrías, errores, lluvias, nieve, frío, neblina, soledades, compañía y esperanza; compartido con Almighty y Mendía en febrero del dos mil diez, y con Ruth en octubre del mismo año. Tan platicado, tan poco valorado, tan mío. No tengo mucho que decir sobre sus deliciosas curvas, sobre aquella vez cuando mi bota raspó con el asfalto de tanto inclinar, sobre sus siempre espectaculares paisajes; las palabras comienzan a escasear y no quiero agotarlas todas hoy. Solamente quiero compartir imágenes y algunas breves anécdotas de este viaje interminable:

Sin preocupaciones (©Ruth Rivera)

Sin preocupaciones (©Ruth Rivera)

Sólo importa rodar (©Ruth Rivera)

Sólo importa rodar (©Ruth Rivera)

Nada que ver (©Ruth Rivera)

Nada que ver (©Ruth Rivera)

Trike (©Ruth Rivera)

Trike (©Ruth Rivera)

Puente Santa Lucía (©Ruth Rivera)

Puente Santa Lucía (©Ruth Rivera)

Esperaba ver cientos de motocicletas como hace unos cinco años, pero no. Ahora hay lapsos donde de pronto ninguna moto nos rebasa, donde por decenas de kilómetros no hay motociclistas tomando fotos al paisaje. Creo que al menos para el motociclismo en esta región, estamos peor que hace cinco años. De cualquier modo, las motos siguen rodando, y abundan principalmente las chopper, las deportivas y las BMW, como tenía que ser al tratarse de un evento de este tipo. A punto de tomar una curva a la izquierda escucho el sonido de una deportiva a nuestras espaldas. Antes de que pueda mirar por el espejo ya nos adelantó, es una Ducati Monster, y justo en la curva rebasa dos de los diez o más automóviles detrás de los cuales rodamos. Regresa a su carril justo a tiempo para no colisionar contra un trailer que viene en el otro carril… Avanzamos unos metros y enseguida hay una recta adecuada donde incluso nosotros, con 200cc y una carga que excede el límite recomendado por Suzuki, logramos rebasar con total seguridad. Conductas como la de este pseudo-motociclista son las que originan los accidentes.

Globalizado

Globalizado

Se siguen sucediendo las curvas, los rebases, por momentos no podemos rodar a nuestro ritmo y preferimos detenernos a tomar fotos mientras el tráfico se libera gradualmente. Continuamos. Un numeroso contingente de choppers y deportivas nos van rebasando conforme pueden, siempre de manera segura. Al final de ellos viene una chopper con dos personas a bordo. Se colocan delante de nosotros y ya cuando van rebasando, el piloto hace una seña indicándonos que es seguro rebasar. Rechazo la invitación, pues no quiero poner nuestras vidas en sus manos, ni hacer de su responsabilidad nuestra integridad. Simplemente Ruth y yo agradecemos su buen gesto y esperamos un sitio mas amplio para rebasar. Pero este tarda en llegar, pues delante de nosotros un automóvil negro es demasiado indeciso para rebasar a una camioneta que no va excesivamente lenta. Las oportunidades seguras se suceden una tras otra, hasta que algunos automóviles que van detrás de nosotros se desesperan y rebasan en sitios no tan seguros. Yo me relajo, cuido nuestras espaldas y de nueva cuenta prefiero detenernos a descansar antes de favorecer alguna conducta insegura al rebasar…

¡Gracias! (©Ruth Rivera)

¡Gracias! (©Ruth Rivera)

Vamos rodando en un tramo solitario, pues varias motos ya nos dejaron, y nosotros dejamos atrás a algunos camiones. No se ve una sola presencia en el camino cuando de pronto una GSX-R nos alcanza y nos rebasa. Viene rodando tranquilo y así se va delante de nosotros por varios kilómetros, no sin antes hacernos saber algo con señales, pero desgraciadamente yo no sé de eso, pues no acostumbro a rodar en grupo… Creo que el capta que no entendí su mensaje, así que se limita a rodar a nuestra velocidad pacientemente. Al menos creo que en las curvas no lo hacemos esperar demasiado, pero en las rectas es indudable que la DR200 no puede competir con su potencia. Él casi no lleva equipaje, apenas una ligera mochila con un mínimo de ropa o herramienta… Apenas nos alcanza la primer moto desde que compartimos camino con este ocasional compañero, y la GSX-R nos abandona sin dudarlo. Seguramente nos acompañó para hacernos compañía y también para que el no viajara solo, ahora nos deja pero eso no importa, pues, nos vimos en el camino…

Compañero ocasional (©Ruth Rivera)

Compañero ocasional (©Ruth Rivera)

¡Adelante! (©Ruth Rivera)

¡Adelante! (©Ruth Rivera)

Rodamos junto con otra moto detrás de un camión. Buscamos con fijación el punto ideal para rebasar, pero entonces reconozco las cercanías de El Palmito y decido relajarme, pues ahí hay una gran recta para rebasar de manera relativamente segura. El camión se estaciona al llegar al pueblo, mientras nosotros lentamente pasamos por ahí, cuidando que ningún vehículo se atraviese intempestivamente. Decenas de motos están detenidas, nosotros aprovechamos para llegar al baño mientras algunos motociclistas se refrescan con un poco de cerveza… Con este rico clima, fresco como sólo puede ser Durango, cruzamos el límite entre Sinaloa y Durango, y ahora sí, estamos en casa…

Una parada en El Palmito (©Ruth Rivera)

Una parada en El Palmito (©Ruth Rivera)

Con buen clima como todo este día, llegamos a el Espinazo del Diablo a descansar un poco. Ahora sí Ruth podrá ver este paisaje en todo su esplendor, sin el velo de las nubes de aquella ocasión en octubre. Estamos viendo el panorama y tomando fotos cuando una persona se acerca, ¡es Pedro, el mecánico de Suzuki! Vaya, qué buena sorpresa encontrarse con un amigo sin esperarlo, sobre todo en un sitio tan lejano… Charlamos un poco de nuestro viaje, del descenso en el nivel de aceite de nuestra moto y de su propio viaje, de la experiencia de la SIMM 2011. Él espera a unos familiares que vienen en auto, y nosotros no tenemos demasiado tiempo así que nos despedimos y seguimos, no sin antes admirar el perfecto desgaste de sus llantas y el tallado de sus posa-pies por su grandiosa inclinación en curvas…

Desde el Espinazo del Diablo (©Ruth Rivera)

Desde el Espinazo del Diablo (©Ruth Rivera)

Motociclistas (©Ruth Rivera)

Motociclistas (©Ruth Rivera)

Ideales para carretera (©Ruth Rivera)

Ideales para carretera (©Ruth Rivera)

Así se inclina

Así se inclina

Avanzamos seguros rumbo a casa, cuando justo en medio de una curva triple, tres BMW’s rodando demasiado rápido, en perfecta armonía y separadas apenas algunos metros una de otra, nos rebasan como un suspiro. Tal parece que a ese paso llegarán a Durango en la mitad del tiempo que nosotros tardaremos…

Sin margen de error (©Ruth Rivera)

Sin margen de error (©Ruth Rivera)

Comienzo a sentirme cansado; los kilómetros, los días y el esfuerzo de este viaje apenas que ya estamos muy cerca de casa hacen su aparición. Recuerdo aquellas pláticas con Almighty sobre la frecuencia de los accidentes cerca de casa, así que me concentro para disfrutar suavemente las últimas curvas que nos separan de La Ciudad, cerca de Mexiquillo. Ahí llegamos a comer a un restaurante que Rodo me había recomendado, donde incluso me aseguró que me invitaría una comida pues un relato mío le había llevado la nostalgia hasta su actual hogar…

Mi carretera preferida

Mi carretera preferida

Unos buenos chiles rellenos acompañados de arroz nos dejaron satisfechos, y con la dueña del lugar supimos mas de Rodo, y una vez más me alegré de un día haber iniciado este blog, que tanto camino lleva ya recorrido… Mientras esperábamos siguieron pasando varias motos, incluso algunas sobre camionetas. También me pareció ver al de la Ducati Monster de los rebases suicidas, pero ahora de regreso a Mazatlán. De verdad ignoro sus razones de viajar y moverse de este modo, pero seguramente algo no anda bien para él en este día…

Miles de curvas

Miles de curvas

Continuamos y nos damos cuenta que en otros establecimientos en La Ciudad hay más motociclistas, así que nos perdemos la oportunidad de convivir con ellos por esta ocasión. El camino de nueva cuenta es nuestro, ya lo conocemos. Sabemos como llegar a casa, y viviendo cada curva con la somnolencia del cansancio, vemos a los BMW’s conviviendo en Santa Isabel. Nosotros continuamos por la libre no sin antes estrenar un tramo de supercarretera que pasa detrás (al sur) de El Salto, el cual ofrece una agradable vista de pinos altos, nunca antes vistos.

Invadiendo terrenos (©Ruth Rivera)

Invadiendo terrenos (©Ruth Rivera)

Acogedor (©Ruth Rivera)

Acogedor (©Ruth Rivera)

Un fuerte soplo de viento me despierta casi llegando a Durango, entonces esa sensación de libertad, a la cual estamos tan acostumbrados, me dice que ya no somos los mismos, que nuestra vida ha cambiado, y que ahora con nuestra nueva forma de rodar, somos habitantes del camino.

Un gran lugar (©Ruth Rivera)

Un gran lugar (©Ruth Rivera)

Comodidad a cualquier precio (©Ruth Rivera)

Comodidad a cualquier precio (©Ruth Rivera)

Demasiado escueto (©Ruth Rivera)

Demasiado escueto (©Ruth Rivera)

Entramos a Durango, tomamos el Blvd. del mismo nombre, luego Av. Primo de Verdad para subir por Allende y dar vuelta en Volantín. Ahí admiramos el templo de Analco, también el jardín de ese mismo nombre y por un momento queremos detenernos ahí, tomar fotos, luego buscar donde quedarnos, conocer un poco más la ciudad y al día siguiente continuar rodando… Pero no, mañana tenemos que regresar al trabajo y a la vida real, que es tan buena como nosotros permitimos que lo sea…

Analco, tan sólo una ilusión

Analco, tan sólo una ilusión

En casa (©Ruth Rivera)

En casa (©Ruth Rivera)

Gracias Ruth por hacer esto posible, por aguantarme y porque finalmente te decidiste a formar parte de esta aventura, venciendo las dudas que generé, protagonizando esta experiencia de vida…

Distancia recorrida este día: 247km

Distancia total recorrida en los 15 días: 2,484km