La tierra del sol.
Augusto Galicia López
“… veo un grupo de motos estacionadas frente a un puesto de comida. ¡Son los de Chiautla! …”
Algunas de mis rodadas empiezan al visitar facebook. Como esa tarde del 01 de agosto, en que revisaba las notificaciones y material para su posible publicación en el muro de MRM. De pronto aparece Rodolfo Zola (Zolín) en la barra de conectados y le mando un mensaje para saludarlo. En unas cuántas líneas, surge la invitación: ¿Quieres comer barbacoa en Tehuacán? Antes de que lo empiece a narrar, ya estaba abierto un grupo de conversación para una posible visita a la tierra de la célebre matanza de chivos, responden Mig San, Rexx y Nohé Gallardo. Se propone la rodada domingo 4 de agosto, Zolin y yo acordamos reunirnos a las 6:00 A.M. En la estación de gasolina del bulevar Atlixcáyotl, para salir hacia Atlixco e Izúcar de Matamoros. Los demás no confirman, pero intuyo una rodada en compañía de los amigos MotoRuteros.
Un poco más tarde, Zolín recula por motivos de trabajo, sin embargo, sigo mandando mensajes para evitar que se cancele la rodada. El sábado 3 de agosto, reviso los mensajes y no encuentro novedades, supongo que la rodada sigue en pie, mando un último mensaje del día avisando que salgo del punto previsto, sólo que a las 7:15 en lugar de las 6:00. Preparo la Inazuma, el domingo promete ser muy movido. Domingo por la mañana, reviso novedades en el FB y encuentro un mensaje de Mig San que anuncia “el aborto de la misión” por una quemadura con el tubo del escape. ¡Mala suerte! Salgo a la calle y empiezo a rodar , por una Puebla somnolienta cuyas calles están casi vacías. A las 7:15 estoy pasando la caseta de Peaje y enfilando hacia Atlixco. La mañana está fresca, con un cielo ligeramente nublado que permite admirar el popocatépetl nevado y con una fumarola cenicienta. Así que en el mirador de la Atlixcáyotl me detengo a admirarlo y a intentar alguna imagen. Casi una hora después, me detengo en Izúcar, a un lado del puente que sustituye al crucero denominado “Cuatro caminos”, esperando que aparezcan los amigos de Chiautla (habían mencionado que nos veríamos en Izúcar o en Las Palomas). Cómo no aseguramos nada, espero alrededor de 30 minutos y sigo hacia Acatlán, esperando encontrarlos en Las Palomas.
Tan pronto paso Izúcar, el camino se ensancha y el pavimento se encuentra en magníficas condiciones, prácticamente hasta llegar a Tehuitzingo, donde al entrar al poblado, observo en mis retrovisores las inconfundibles luces de un pequeño grupo de motociclistas. Por un momento pensé que eran los amigos de Chiautla, pero conforme se acercan, el ruido me hace identificar a motocicletas de pista de media y alta cilindrada que ruedan con rapidez, me orillo para que pasen y veo cinco máquinas dejarme atrás. Llego a la salida del pueblo y ahí están los cinco pilotos descansando y comentando. Los saludo y me responden y me apresuro para aprovechar el handicap. Apenas he recorrido unos tres kilómetros cuando al salir de una curva, acelero y trato de engranar la sexta velocidad y ¡Oh sorpresa! Mi empeine sólo encuentra el aire y el umpire que habita en mis recuerdos canta sonoramente ¡Strike! ¡Maldición! Creo que me he quedado sin palanca de velocidades. Busco un lugar para estacionar y salgo de la carretera, para evaluar la situación ¿Cuánto me costará regresar la moto a Puebla? Es el primer pensamiento que cruza por mi mente. Ya había empezado a hacer cuentas de lo que gastaría, y veo lo ocurrido, la barra que conecta la palanca con la caja de velocidades se ha zafado de su lugar. Esta barra tiene ambos extremos roscados, con roscas contrarias, y fue mal instalada por el mecánico de Suzuki en el servicio reciente, por lo que un extremo se desenroscó. Como ya había dicho, se me ocurre que debo pedir asistencia, así que tomó el teléfono y llamo, pero ¡Sorpresa! ¡no hay señal! Ni modo a tratar de arreglar la avería.
Saco la herramienta que viene debajo del asiento y pasan los motociclistas y me saludan pero pasan de largo ¡Ni modo! Parece que en esta ruta no se acostumbra la solidaridad biker. Antes de empezar a tratar de arreglar la descompostura tomo algunas fotografías para documentarla.
Manos a la obra, trato de regresar la barra a su lugar pero sin éxito, por lo que decido sacar la barra completa para reacomodar las tuercas e intentarlo nuevamente, después de algunos esfuerzos, porque uno de los extremos está ligeramente “barrido”, logro reinsertar la barra en su lugar, así que procedo a tratar de “calibrar” la altura de la palanca. Me queda un poco alta, pero puedo seguir e el camino. ¡Llegando a Puebla la calibro con calma! Me digo, así que guardo la herramienta, acomodo el asiento y me preparo a continuar o regresar a Puebla. Sólo unos segundos dura el dilema, porque cuando lo vuelvo a pensar ya estoy rumbo a Acatlán. Llego a las Palomas casi a las 12:00 y veo un grupo de motos estacionadas frente a un puesto de comida. ¡Son los de Chiautla! Pero, no. No son. Les pregunto a los comensales, por una Honda y una GZ, pero no me dan ninguna razón, así que por la hora, supongo que no llegaron o que ya pasaron por el lugar. Ni modo a seguirle. Casi una hora me tardé en la escala forzada, así que, en Acatlán, mando un mensaje a mi cuartel general para reportarme.
Como ya he narrado en otros relatos, Acatlán es una ciudad pequeña, con un tianguis dominical como hay muchos en México, por lo que tan pronto termino de mandar el mensaje, continuo mi camino hacia Huajuapan de León, Oax.
Entre Acatlán y Huajuapan hay aproximadamente 80 km, y la última población “grande” de Puebla es Petlalcingo. Tan pronto pasa una dicha población empieza el Estado de Oaxaca.
Llego al límite de Estados y me recibe un arco con el consabido letrero de bienvenida al hermoso Estado de Oaxaca, el que tiene el número más grande de municipios del País, 570, y que comparte con Puebla una amplia región conocida como la Mixteca, que es donde estoy rodando y con rumbo a una de sus ciudades más renombradas Huajuapan.
Al llegar al típico letrero de bienvenida de Huajuapan,, observo que ya es muy viejo y tiene la leyenda “La tierra del Sol”, en recuerdo a la famosísima canción de Don José López Alavez, precisamente la canción Mixteca, que en una de sus estrofas dice:
Oh tierra del sol suspiro por verte
Ahora que lejos me encuentro
Sin luz, sin amor
Tal vez el deterioro del letrero me desanima para la foto, pero algunos metros adelante encuentro el letrero reciente, que ya no hace alusión a la “tierra del sol”.
He estado en Huajuapan en diversas ocasiones anteriores, así que me dirijo con seguridad al centro de la ciudad para descansar y aprovechar para tomar las fotos del recuerdo. Encuentro un hueco entre dos autos en una calle lateral a la iglesia principal, dejo abandonada momentáneamente a mi fiel cabalgadura y aprovecho para aligerar mis ropas pues ya se siente calor.
Recorro algunas calles bajo las miradas curiosas de algunas personas, ya que aunque aligeré mi vestimenta, llevo puesta la armadura de protección y un paliacate, ya que en Acatlán se me cayó mi hermosa gorra y ni cuenta me di. Tomo fotos de la iglesia y me siento algunos momentos bajo la sombra de un árbol en el jardín principal que luce muy animado pues la gente acaba de salir de misa.
Estoy a la mitad del trayecto, así que me dispongo a dejar la tierra del sol para continuar a Chazumba, de donde volveré a suelo poblano, pero antes me detengo en la gasolinera para llenar el tanque. Por cierto, en este breve paso por Huajuapan hubo dos conductores que me aventaron el vehículo, no se si por que no me vieron o por lo contrario, así que me mentalizo para aumentar la precaución al regresara a la carretera. El inicio de la carretera Huajuapan – Tehuacan, está en mal estado, el cual va empeorando conforme voy avanzando, pero hay poco tráfico lo que es una especie de compensación, porque puedo ir eludiendo los baches, pero no así los topes. Conforme se asciende por la serranía, la carretera se va haciendo sinuosa y ofrece muy buenas curvas, que sólo desmerecen por el mal estado del asfalto. Pero, parece que la carretera va mejorando conforme me acerco a Chazumba, y después de un grupo de curvas muy divertidas, aparece la iglesia de Santiago Chazumba. A partir de este momento, la carretera mejora notablemente y sigo acercándome al límite de estados.
Un cartel anuncia la reserva de la biosfera de la zona Tehuacán – Cuicatlán (una buena motivación para regresar por estos lugares), ya estoy nuevamente en el Estado de Puebla, se acaba la zona de curvas y grandes tramos rectos me conducen a Zapotitlán Salinas, pero el viento es tan fuerte que no quiero arriesgar y mantengo una velocidad moderada para no tener que comentar percances. Al llegar a Zapotitlán Salinas, me detengo por un momento para revisar la cámara de video y ¡Maldición! Ya se llenó la tarjeta, ni modo. Coloco la cámara fotográfica en el soporte del manubrio, en modo de grabación y espero que la vibración no sea demasiada para poder registrar un pequeño grupo de curvas a la llegada a Tehuacán. Bonito grupo de curvas, llego a Tehuacán, mejor dicho a Santa María Coapan y me detengo en un puesto de barbacoa, que luce bien y pido medio kilogramo del suculento platillo, me lo acompañan de consomé, tortillas, y salsas, todo de lujo. Después de todo este era el objetivo de esta salida. ¡Barriga llena, corazón contento! Estoy listo para el regreso a mi cuartel general. Ya tengo varios mensajes que me piden ubicación y tiempo estimado de llegada, así que actualizo mi información y me lanzo a la autopista. Poco que comentar, salvo un accidente a escasos 3 km de la caseta de peaje de Tehuacán, sólo daños materiales, sigue el viento fuerte y poco tráfico en el tramo Puebla – Cuacnopalan. Al entrar a la autopista Orizaba – Puebla, el tráfico aumenta, pero sin que sea excesivo y en menos de que lo cuento ya estoy entrando a mi cuartel general (léase casa), después de 470 km entre las 7:00 y las 19:00 del domingo 4 de agosto de 2013, listo para contar los pormenores de la descompostura en la carretera.Algunos videos de esta rodada pueden verse en www.youtube.com/user/tesisupaep.
Sigue la invitación para los amigos de MRM a la siguiente rodada ¿Alguien se apunta?
¡Nos vemos en el camino!