En el Top del D.F. / Subiendo el Cuautzin en Yamaha FZ16

Este post de hace aproximadamente un año, relato el cómo me inicie (debut y despedida) en el mundo del motociclismo de Enduro, hace poco tuve otra rodada del mismo tipo, pero muy diferente, así que rememorando un poco, esto es lo que pasaba en Septiembre del 2014.

Pues que les cuento, después de unos días de lluvia en el D.F. que bueno, fueron como 2 semanas sin ver el sol jajaja los cielos se despejaron, el viento soplo, el sol salió a relucir y el cielo azul se dejo ver por fin, entonces me dije a mi mismo, mi mismo, si no sales a rodar ahorita el pinshi clima no te va a dejar salir de nuevo por un buen rato.
Primeramente me fui a rodar ya saben, para desentumirse a los alrededores del D.F. Nuevamente tome, la muy socorrida por mi, carretera a Oaxtepec, con la novedad de que esta vez lo hice ya bastante tardeson para andar juera diría mi madre.

Los volcanes en un atardecer en la carretera

Los volcanes en un atardecer en la carretera

Paré un momento en el mirador a tratar de entrar en calor porque hacia bastante frío al no conseguirlo totalmente, proseguí, poco después, justo antes de entrar a Milpa Alta me dio la noche y el paisaje era muy bonito con todas las luces de la ciudad iluminando a lo lejos, me detuve a tomar fotos en el pueblo de Santa Ana, pero la cámara del cel no es muy poderosa que digamos, así que esta es la mejor toma:

Zona sur/Oriente del D.F. desde Milpa Alta

Zona sur/Oriente del D.F. desde Milpa Alta

Aun así Rodar de noche siempre es una sensación diferente, sobre todo si no es ciudad, y como sabrán, si uno quiere salir a rodar en bajo cilindraje, casi invariablemente lo va a hacer de noche por una u otra razón.

Por otra parte después de ese bonito día que se despejo y me dejo salir a rodar, al día siguiente amaneció incluso aún más despejado y con sol a todo lo que daba, al mirar a la ventana me dije, “este día está muy hermoso para quedarme adentro”. Y así es como comenzó este bonito día lleno de emociones. Fuera del atavió del día a día, ustedes saben que el rodar se hace vicio, si, puedes calmarlo saliendo a dar la vuelta a la esquina (jaja), a tu chamba, o a algún lugar, pero se siente la necesidad, o mejor dicho, yo siento la necesidad de salir más lejos, de retarme, de llegar a donde no he llegado, es una buena práctica, pero en este caso, esa práctica o ese sentir le toco al motociclismo.

Desde hace tiempo, conozco un cierto caminillo que lleva hacia uno de los puntos más altos de todo el valle de México, el Volcán Cuautzin, limítrofe y divisose al D.F. de Morelos, en un corredor biológico protegido que nos ofrece impresionantes vistas, el volcán Cuautzin, que es la montañota que nos domina aquí en el sur de la ciudad, es la mayor fuente de agua de la ciudad ya que aquí es donde se capta un 75% del agua de lluvia que cae, es la tercera cumbre más alta del D.F. después del pico del águila del Ajusco y el Volcán Tláloc que esta mas tirado hacia Puebla.

Y desde hace tiempo se me había ocurrido si podría subirlo en moto, así que sin más, me puse mi equipo, casco, rodilleras, chamarra, guantes y salí de mi casa con el destino en mi mente, el día estaba muy bueno, pocas nubes, sol a todo, y un aire inquietante, así que me fui por el Bosque de Nativitas (en Xochimilco), tome la desviación hacia los pueblos en madre selva, y comencé el ascenso, todo iba perfecto hasta que llegue un pueblo abajo de Santa Cecilia, donde estaban pavimentando en ambos sentidos y todo estaba cerrado, una lástima ya que estaba muy cerca de mi destino inicial, lo pensé un momento, no podía quedarme parado ahí, así que decidí bajarme, y tomar una vez más la carretera a Oaxtepec y meterme a San Pedro Atocpan de ahí tome la carretera que me llevo a San Bartolo (que por cierto tiene un tramo de subida/bajada que está muy divertido para curvear y con buenas vistas de los Volcanes) donde pude notar una nube enorme, era como una tira, la única en el horizonte, cubría desde atrás del volcán de la mujer dormida (supongo Puebla) hasta la zona donde estaba yo actualmente, bastante curioso porque solo era una tira de nube, y a esa altura podía ver la sombra proyectada sobre los pueblos abajo, espectacular vista, sin embargo como ya llevaba un poco de prisa por el relajo anterior, no tome fotos.

Pase rápidamente San Bartolo y la carretera me saco a la famosilla “Y” justo donde comenzaba el repavimentado, continué mi camino hasta San Salvador, subiendo tome el camino que ya me sé de memoria, subes toda la calle aledaña a la iglesia, llegas al panteón y continuas por un estrecho camino pavimentando en precarias condiciones, aquí es donde dejas de ver gente y la cosa se pone divertida. Les voy a ser sinceros, no es camino fácil, la carretera está muy inclinada (de verdad muy inclinada) y si no sabes bien como frenar y acelerar correctamente, te vas a ir para atrás o te vas a voltear, pero como mencione antes, yo ya lo he recorrido varias veces entonces ya lo conozco, eso me ayudo de gran manera a sortearla sin mayor problema, la carretera sigue estando pavimentada hasta este punto, pero está en mal estado, tiene hoyos y por partes y la maleza se está comiendo las orillas, pasando las subidas iniciales se torna ligeramente más plana, en este punto comencé a sentir un poco de ansiedad, provocada por… si, por miedo, la sensación de estar solo en una carretera como esa es algo que no podría describir, sin embargo yo sabía que más adelante había un puesto de guardabosques, así que continué, pensando si me detendría en ese punto o que es lo que haría.

D.F. en las Alturas

D.F. en las Alturas

Llegando al punto de los guardabosques, se acaba el asfalto, y comienza la terracería, disminuí mi paso y salude a los guardabosques que estaban sentados plácidamente en unas sillas, un señor de avanzada edad y un joven menor que yo (o por lo menos eso aparentaba) me devolvieron el saludo. Yo continué sin detenerme, pero si aminore bastante el paso, el camino aparte de ser de terracería tiene una gran cantidad de piedra suelta, piedras que con las lluvias seguro se multiplicaron, además siendo de subida, seguro el agua formo arroyos llevando piedras desgajadas, así que con la adrenalina tomando el control de mi cuerpo me fui recorriendo el sendero sinuoso de rocas. Tenía miedo de caer con la moto, pero me concentre y seguía avanzando, si, hubo momentos en los que las llantas resbalaban (claro son para asfalto, las llantas de enduro son muy diferentes) y la dirección del manillar cambiaba bruscamente por una piedra que saltaba, mi avance fue lento pero constante, llegado a cierto punto me volvió a entrar el miedo, nuevamente el saberme solo en la montaña me taladraba la mente, como si me predispusiera a que un espanto me saliera de frente, la mente primitiva estaba alerta pero la corteza frontal pensante me decía, “sabes que no existe nada sobre natural, (y si salen es de noche jajaja) y los animales de esta zona son indefensos, además de pequeños, sigue adelante a tu objetivo”.

Buena Advertencia

Buena Advertencia

Tierra y mas Tierra con piedras

Tierra y mas Tierra con piedras

El terreno variaba, la subida era insufrible, ahora que recapitulo, realmente no sé cómo lo logre siendo novato en esos caminos, el terreno en ciertas partes estaba o me parecía intransitable para 2 ruedas, incluso con 4 hubiera sido difícil, sin embargo lo hice, y llegue a un punto donde la subida se hace más tranquila, ahí la moto empezó a “toser” un poco, no respondía correctamente, no aceleraba bien, tardaba en reaccionar, esto me asusto, lo que pensé de inmediato fue: “no puede ser! ¿Si me quedo aquí y no arranca la moto que voy a hacer?!! No puedo bajarla apagada, me voy a dar en toda mi m***e!” me tome unos momentos en reflexionar que le podría estar pasando, la moto había tenido tan buen desempeño en absolutamente todo el tiempo que la he tenido… de pronto, di con la razón, Estoy a más de 3300 metros! probablemente 3500 metros, el oxígeno aquí no le alcanza para hacer una buena combustión, no hay suficiente oxígeno en la atmósfera, la moto esta igual que yo, agitada y cansada por la altura. Así que le abrí un poco más el ahogador para que tuviera una combustión más adecuada, ese fue el remedio, ya no se volvió a quejar.

Continúe mi camino, ahora ya más tranquilo porque había pasado la parte ruda, el camino ya se había vuelto plano, señal de que efectivamente ya había llegado a la cima, mi idea era llegar a un punto que me agrada mucho, tomar unas fotos, descansar un poco y regresar. Hasta que por fin lo aviste, y llegue rodando con paciencia a él. Aquí están algunas de las fotos de ese punto:

Yamaha FZ16 en el campo

Yamaha FZ16 en el campo

Yamaha FZ16 y uno de los cerros llamados la comalera

Yamaha FZ16 y uno de los cerros llamados la comalera

Yamaha FZ16 en los Limites del D.F.

Yamaha FZ16 en los Limites del D.F.

Aquí ensuciandonos un poco

Aquí ensuciandonos un poco

En la Malesa ronroneando

En la Malesa ronroneando

De Fondo el Ajusco

De Fondo el Ajusco

Llegado a este punto, pensé en llegar al Tulmiac, que se encuentra un par de kilómetros adelante, donde hay un ojo de agua, un manantial de donde viene el agua para varios pueblos abajo, ahí hay un bebedero y una casa de guardabosque cerrada, pero sinceramente entre el cansancio el hambre y el hecho de ya estar pensando en cómo iba a enfrentar la bajada y ya conocer el lugar no me dieron muchas ganas de continuar, di media vuelta, pedí que todo saliera bien, e inicie la marcha, sabía que los descensos son más peligrosos que los ascensos, así que doble la concentración.

Vaaaamonos!

Vaaaamonos!

Al inicio todo iba muy bien, parecía que podía lograrlo sin mayor problema, hasta que en una bajada continua con piedra suelta, el peso de la moto hace que varias piedras se muevan y la llanta delantera se me va de lado, eso inclino la moto, yo con un solo pie en el suelo sostenía el peso total de la moto para que no cayera, y como pude, no deje caer la moto y la logre levantar sin que tocara el suelo, desde una inclinación de yo sospecho unos 30° caída, esto me agito y me espanto un poco, casi caigo y mi temor también era que cayera la moto y resbalara por la pendiente, así que calmado volví a retomar el camino. Avance otro tramo sin problema, y estaba por enfrentarme a la última parte la pendiente más inclinada y claro, llena de piedra suelta, pasando esa sección sigue la bajada un par de kilómetros para llegar a la caseta de los guardabosques y el precioso asfalto.

Siempre hay tiempo para Selfies

Siempre hay tiempo para Selfies

Con Cuidado e.e

Con Cuidado e.e

Me arme de valor y continúe bajando, pero el destino nuevamente pensó diferente, justo cuando creí que podía lograrlo sin caer, pum! una piedra de nuevo, la llanta delantera se me va, freno, bloqueo la llanta, se resbala por aproximadamente 50 cm el peso de la moto se va del lado izquierdo, trato de sostenerla como lo hice antes, pero esta vez el peso y la pendiente me ganan, a unos grados del suelo, me gana complemente y se me cae de las manos, dándose un golpe seco contra las rocas del suelo rompiendo el espejo retrovisor, el golpe que se escuchó me hizo pensar en que todo el lado izquierdo quedaría muy mal, me había raspado la pierna, los brazos me dolían, y la adrenalina del susto de que me estaba yendo con la moto al suelo en pendiente me tenían tembloroso. Ahora, haciendo recuento, mi error fue no frenar con la llanta trasera porque mi pie estaba ocupado tratando de estabilizar la moto, así que solo frene con la llanta delantera, ese fue mi gran error, es una lección bien aprendida, ya que cuando continué me di cuenta de eso y el frenar con la llanta trasera evito muchos más resbalones en las piedras… continuo: la moto caída en el suelo, yo me hice a un lado del camino, tratando de calmarme, pensé que si se había dañado no arrancaría, ¿qué hacer?, bueno lo primero es levantar la moto, gracias a un vídeo que vi no hace mucho, supe como levantar la moto yo solo, casi sin esfuerzo, gracias vídeo, me resultaste muy útil. El susodicho vídeo es este:

https://www.youtube.com/watch?v=tYbqERp5P-8

 

Una vez de pie, le di marcha para arrancarla y no lo hizo, en ese momento me imagino mi cara de espanto (jaja) pero seguí intentando con el ahogador, hasta que oí el rugir del escape y el motor encendió, supongo que la gasolina llego de nuevo a donde debía, me puse a revisar rápidamente la moto, sin fugas de líquidos, las llantas estaban bien, no se habían pinchando, el manillar no se dobló, la dirección estaba bien, la cadena en su lugar, no se había raspado!! Increíblemente no había sufrido ni una raspadura, (¿calidad Yamaha?, Seguro) los puños estaban sucios, solo el espejo roto, pero nada más, incluso la caja trasera estaba intacta, me sorprendió bastante, así que procedí a calmarme yo, y continuar el camino. El resto del camino fue más de lo mismo, evitando piedras, tratando de ir por el mejor camino, hasta que por fin divise, la caseta de los guardabosques y el inicio del asfalto.

El espejo después del resbalón con las piedras

El espejo después del resbalón con las piedras

Bendita visión, al llegar ahí, me detuve y puse la moto en el caballete central, y empecé a revisar más a profundidad la moto, y comencé a platicar con los guardabosques lo que había pasado, y una frase del hombre de más edad me hizo reír y sin embargo estoy completamente de acuerdo, cuando les explique la caída y como me pare, el comento que hizo fue: “bueno joven, algo tiene que pasar en la vida no? ¿sino que chiste?” y yo no puedo estar más de acuerdo, sin embargo fue cómico el momento, después de charlar unos 10-15 minutos con los guardabosques me despedí de ellos y continué, ellos me desearon un bonito viaje y un buen destino (con esas palabras exactas, lo cual me pareció bastante amable de su parte). El bajar me pareció una delicia, el camino que en primera instancia me había parecido malo, ahora era la gloria.

D.F. Desde las Alturas... de nuevo

D.F. Desde las Alturas… de nuevo

No que no?

No que no?

El camino de regreso ocurrió sin contratiempos, baje los pueblos y llegue a tierra plana en Xochimilco, listo, ya estaba a salvo de todo, llegando a casa me zampe un caldo de pollo que me supo delicioso (y eso que a mí no me gustan los caldos), pero bueno la aventurilla me había dado bastante hambre, y al llegar a mi cuarto a descansar, me quede pensando en todo, el miedo, la sensación, los olores del bosque, el susto de la caída, todo lo que había pasado, y concluí que, si, efectivamente, “algo tiene que pasar en la vida”, así es más interesante, sin embargo creo que el enduro no es lo mío jajaja y pasara algún tiempo para que vuelva a lanzarme a escalar una montaña en moto, no lo descarto, pero seguro no será pronto.

Y bueno, como comencé diciendo, esto ocurrió hace un año, y justo un año después fue que me aventure a entrarle al enduro y subir otro Volcán, pero ese sera otro Post :)

Si gustan ver la Ruta que seguí Aquí esta el Link.

Y Recuerden:

No coman Hongos Extraños

No coman Hongos Extraños

No coman Hongos Extraños… y Nos vemos en el camino.