Relato por: Beto Medina
Que tal amigos de MotoRutaMexico, les envió un cordial saludo una vez más desde el sureste del país, mi nombre es Beto Medina y les comparto una ida al trabajo que realice con la Kardia. Quizá para muchos, ir al trabajo en su moto sea de lo más normal (y que chido que así sea) sin embargo para un servidor la cosa no es tan fácil jejeje.
Un día como cualquier otro me anime a ir al trabajo en moto (una vez más) dado que ese día me levante tarde (para variar jejejeje) y había perdido ya mi transporte, así que en cuestión de 30 segundos dije: “pues me voy en la moto, inguesu” y pues les comparto algunas imágenes que tome de mi trayecto al trabajo. Lo primero que hice fue encender la kardia para que se calentara el motor y coloque el contador a ceros para llevar el registro fotográfico de la salida que se había presentado.
Una vez arreglado para ir al trabajo y con el escueto equipo de seguridad con el que cuento, era hora de partir. Conduje a la salida de la ciudad a un ritmo moderado de entre 40 km/h y 60 km/h, puesto que por la hora el tráfico aún estaba raquítico, una vez que salí de la misma, incremente la velocidad hasta los 100 km/h. Aproximadamente a los 15 minutos arribe a un poblado llamado Huay Pix por lo que decidí que era el momento perfecto para invitarle el desayuno a la kardia, puesto que ella es la que iba a realizar la chamba de llevarme a mi destino.
Una vez que obtuvo su bebida, emprendimos el viaje con mucha emoción, una vez más agarramos un ritmo de 100 km/h y tomamos la carretera federal Chetumal – Cancún. Al llegar a lo que aquí se conoce como kilómetro 19 tome carretera Chetumal – Campeche y continuamos manteniendo el ritmo establecido desde el inicio. Sin demora llegamos a otro poblado llamado Carlos A. Madrazo en el cual únicamente tomé la selfie de la kardia y continúe (hay que recordar que más que salida de placer y/o aventura, era una salida al trabajo que surgió por haber perdido mi transporte)
Una vez más emprendimos la graciosa huida y continuamos nuestra travesía hacia nuestro destino. Algunos kilómetros más tarde en algún punto del camino tome esta imagen que les comparto.
Continúe sobre la misma carretera y manteniendo el ritmo de desplazamiento que habíamos establecido al partir, logramos llegar a un poblado más.
Al salir de esta población y algunos kilómetros más adelante llegamos a una serie de curvas divertidas llamadas el cerro del pavo (la verdad ignoro el porqué del nombrecito), curiosamente a partir de este punto la temperatura desciende drásticamente, es decir, caliente antes del cerro y frio después del cerro (por decirlo de alguna manera), incluso hay situaciones en las que después de este punto se hace presente la neblina durante todo el trayecto siguiente hasta ya muy avanzado el día (es curiosa esta situación).
Una vez pasado este punto continuamos con nuestro camino en el cual encontramos que cerca podemos disfrutar de algunas zonas arqueológicas (pendiente de visitarlas, en moto por supuesto) de las cuales por el momento solo les dejo la indicación.
Continuamos avanzando hasta llegar a una población más cuyo nombre es Francisco Villa y……
Confieso que por un segundo pensaba mandar a la goma mi chamba y lanzarme a la aventura pero pudo más mi sentido de responsabilidad y tomamos el camino de nuevo (cual anime con lágrimas en los ojos y avanzando a paso firme, naaaaah jejeje), algunos km más adelante llegamos a otra población denominada Nicolás Bravo, lugar que decidí era el ideal para tomar un respiro de esta mini aventura / ida al trabajo. Quiero comentarles que para este punto ya habíamos recorrido sin ser tan exactos un aproximado de 65 km desde nuestra partida y más o menos una hora de recorrido.
Después de un cigarrito, algunos mensajes indicando mi posición y a sabiendas que a partir de este punto, algunos kilómetros más adelante, se acababa mi comunicación con el mundo (todo el mundo es territorio telcel, excepto el poblado donde trabajo jajaja). Continuamos el último tramo de la primera mitad de este viajecito, retomando la carretera llegamos a la desviación que nos dirige hasta el lugar donde su servidor realiza su labor.
Al llegar al poblado donde laboro y por cuestiones de tiempo no tome fotografías, sin embargo les comparto unas de una antigua salida, en el domo.
Pues así era, una vez que llegamos a nuestro destino era mi turno de sacar para la papa del día. Una vez finalizada la chamba del día, era el momento de regresar, durante el retorno a casa no hubo mucho que comentar, salvo que hacía un calor tremendo y que los camiones que se dirigen a la ciudad son más jejeje, por lo que hay que extremar precauciones. Algunos kilómetros y una hora después llegamos a la entrada de la ciudad y el punto en el cuál siempre me da la sensación de estar en casa.
Una vez que ingresamos a la ciudad, solo restaba dirigirnos a casa.
190 kilómetros después llego a casa, cansado pero contento de haber realizado esta ida al trabajo pero sobre todo agradecido de haber regresado con bien a casa. Agradezco a todos los que han llegado a este punto del relato y sobre todo al Sr. Rodolfo García por su tiempo al publicar este humilde relato, recuerden disfrutar cada rodada, y ¡Nos vemos en el camino!