Riviera de Nayarit en Pulsar 200NS

Relato enviado por: Luis Alberto Torres Mejia

Que tal mis apreciados motoruteros, con mucho gusto y más kilómetros recorridos les comparto mi última rodada en solitario, que ha significado una gran experiencia emocional.

Y bien………. Todo surgió con la idea de visitar las islas Marietas allá en la Riviera Nayarit y viendo que las vacaciones de semana santa estaban a la vuelta de la esquina agarre mis triques y con un viaje minuciosamente planeado tomamos carretera hacia Guadalajara.

Este viaje iba a ser una combinación entre mochilazo y biker, porque tenía claro los lugares por visitar pero no así en donde iba a dormir, la idea principal era acampar para disfrutar aún más la experiencia.

No fue mi primer viaje largo pero en el penúltimo tuve la experiencia de caer en carretera y dejar media rodilla y mano en el pavimento como advertencia para ser mucho más precavido y siempre estar alerta. Bueno con esto en mente era necesario mandar a mi “rastita” (me gusta mucho el reggae) a su servicio y adaptarle un tomacorriente porque en el camino y destinos no habría muchas opciones para cargar celular y cámara.

Con todo preparado (incluyendo un esqueleto nuevo y rodilleras nuevas) salimos a tomar la autopista hacia Guadalajara, mi “rastita” es una ns 200 y pude comprobar que no es la mejor opción para autopista porque la velocidad crucero es de 120 km cuando mucho, pero en carretera libre es perfecta porque el transito es más lento.

Una de las cosas más satisfactorias es cuando otro motociclista te saluda con la clásica V y aunque quizá jamás lo vuelvas a ver te sientes identificado y parte de ese amor por rodar. O de igual modo entrar a un Oxxo y ver a otro sentado con su casco a un lado y al verte te saluda deseandote una buena ruta. Esas cosas jamás las vivirás en un viaje en auto.

Bueno ya en Guadalajara me encontré con que es obligatorio para circular por el área metropolitana con chaleco fluorescente y en el mismo debes tener las placas de tu moto, algo muy acertado a mi parecer, además que va de la mano con el hiviz. La autopista a Nayarit es excelente con rectas enormes donde puedes probar el motor hasta su límite con seguridad.  Cuando viajas así te conviertes en ese sujeto que hace lo que quiere y que a la vista de los que van en auto te miran con cierta envidia y admiración por atreverte a ser diferente, notas en su mirada que desean ser tú en ese viaje sobre una motocicleta.

De las imágenes memorables y fugaces está el llegar por las curvas y desde lo alto ver por un instante el mar, tener el sentimiento de que has logrado una parte del objetivo y sobre todo que disfrutaste el camino como nunca en la vida.

Me encanta acampar y vivir la experiencia lo más cercano posible del lugar en el que estas, y un primer problema fue manejar en arena (jamás lo hagan) la moto hace lo que le da la gana menos ir hacia dónde quieres jajajajaja. Pero armar la tienda, tener una playa de fondo y ver tu moto a un lado son experiencias que te llenan por completo.

Los otros que acampan te miran como de la moto bajas tienda de campaña, maletas, una mesa, una bocina recargable, colchón inflable, una manta, etc, etc etc, y de la misma moto tienes energía para pasarla cómodamente, en fin, el punto es que son experiencias que les recomiendo al 1000% vivirlas.

Andar en moto me permitió visitar todas las playas de la Riviera Nayarit, incluso aquellas que el único modo era por caminos de terracería, créanme que disfrute cada momento y kilómetro recorrido, tienes una sensación de libertad enorme porque puedes ir a donde quieras dejando ese amigo de acero a unos metros de ti mientras caminas un poco y te bebes un coco o cualquier cosa mientras “te llenas los ojos de bonito” (frase que me dijo una amiga al ver las fotos del viaje)

En las islas Marietas un chico de unos 15 años me preguntaba sobre el viaje, le parecía increíble que una moto de ese tamaño pudiera llegar tan lejos, me dio risa cuando otro joven le pregunto qué ¿de dónde venía? Y le dijo “del estado de México” “ya vi sus placas y si viene de allá”. }

Total que disfrute a lo grande de la playa, el calor y los paisajes, así que después de varios días viajando, para el regreso la decisión fue viajar por carretera libre, hay muchas más cosas que ver, los pueblos son imperdibles, bosques, barrancas, áreas volcánicas, etc etc. Hubo muchísimas experiencias y aquí les plasmo solo unas pocas, espero con ansias tener tiempo nuevamente para irme de nuevo a viajar en mi rastita, sentir de nuevo la libertad y tener esas increíbles pláticas con uno mismo mientras disfrutas el viaje en solitario.

Después de vivir una experiencia así te preguntas: ¿Cómo podía disfrutar antes mis viajes sin moto?  La respuesta ustedes la saben, y mientras se pueda seguir rodando habrá que disfrutarlo todo el tiempo posible porque lo valioso se compone justamente de experiencias, de imágenes que ahí seguirán, solo puedo resumir en una frase que leí hace poco tiempo: “un viaje se disfruta tres veces……. Cuando lo planeas, cuando lo vives y cuando lo recuerdas”

Gracias por darse un espacio y llegar hasta el final de este relato, cuya única intención es motivarlos a tomarse el tiempo de disfrutar la vida en dos ruedas.