Grandes rutas en mente, sueños por venir, de pronto se aplazan y no queda mas que agarrar lo que tienes y disfrutar por un momento de las cosas buenas que te da la vida en el momento y no dejarlas para después. Me costó mucho entender eso, pero hoy al menos lo que hice fue tomar mi DR200, recorrer uno de los destinos mas cercanos sobre mi carretera favorita, tan solo unas horas después de una rodada donde hicimos de banquetógrafos como un preludio de lo que viene…
Ante un cambio de planes de última hora decidí salir simplemente a desayunar a las Gorditas Eriliz (a 37km de Durango), pues la intención de rodar mas lejos se vio aplazada para una mejor ocasión. A eso de las 12 del día salí de Durango con rumbo a Mazatlán muy relajado, con toda la intención de saborear al máximo cada curva, cada kilómetro de los escasos que me esperaban. Apenas dejando atrás Durango vi a Giselle y su papá que iban pedaleando en sus bicicletas con el mismo rumbo que yo, ¡que buena coincidencia! Sólo pasé a su lado y soné el claxon para saludarlos, pues detenerme a platicar hubiera significado romper el buen impulso que llevaban en una larga subida que iban atacando de una gran manera. Cada curva, rebases en medio de curvas a algunos automóviles lentos hacen una gozada de esta rodada. De pronto comienzo a ver varios motociclistas que ya vienen de su rodada. Algunos van solos aunque la mayoría ruedan en grupo. Se ven BMW’s, choppers, algunas deportivas y para mi sorpresa ¡todos saludan! De verdad que gusto y que buena sorpresa me llevé, hasta se siente un ambiente mas animado en la carretera, todo lo contrario de las últimas dos rodadas tan solitarias que había disfrutado.
Voy bajando por Río Chico esas curvas tan conocidas, que en un momento dado al encontrar un trailer lo rebasé tranquilamente en una curva donde ya sabía que podría hacerlo. Fue una gozada hacer eso, aunque por lo general soy bastante precavido, esta vez también lo fui pero con un ligero matiz de peligro al arriesgar un poco, aprovechando la buena aceleración de mi moto en bajada. En la subida de pronto me encontré dos automóviles y de la misma manera, como veo que van subiendo demasiado lento y aunque voy en un tramo con desniveles y curvas, solo me basta levantarme sobre mis piernas para tener un mejor ángulo y sin arriesgar en exceso los rebasé para seguir inclinando como todo un 46…
Llegué a mi destino en media hora aproximadamente y vi un ciclista, así que le hice plática y resultó conocer a mi amiga Giselle, conversamos un poco sobre la próxima ruta ciclista Durango – Mazatlán para la cual está entrenando, también sobre accidentes en bicicleta y la importancia de portar el equipo mínimo de protección. Un gusto saludarte Roberto, espero pronto verte de nuevo en el camino.
Después de mas de tres meses de ausencia en este lugar, me dispuse a recordar el buen sabor de unas gorditas acompañadas de un buen jugo y en eso llegó el trailer que rebasé bajando Río Chico. El operador del trailer me identificó en el momento y me saludó amablemente, así que mientras yo saboreaba mi desayuno a eso de la 1pm, una familia hacía lo propio en otra mesa pasando un agradable rato en compañía. Aunque ya había terminado de desayunar decidí esperar un rato mas, para ver si llegaba Giselle con su papá, pero no fue así y en cambio pude ver pasar varios motociclistas, la mayoría en deportivas, que ya regresaban a Durango luego de rodar a un lugar más lejano al que yo fui este domingo.
Luego de un breve rato de reflexión en completa calma, decidí regresar y casi al mismo tiempo lo hizo la familia con la que compartí un poco de espacio por esta ocasión. También el chofer del trailer salió y se despidió especialmente de mi. Un gusto ver con esas actitudes que no todos los traileros son irrespetuosos con los motociclistas. De hecho analizándolo fríamente la mayoría respetan, solo que no ponemos demasiada atención a la gente que hace las cosas bien, siempre nos fijamos mas en los aspectos negativos. Primero partió el Platina de regreso a Durango, yo aún tomé dos fotos y entonces inicié el regreso a Durango. Ahora voy tomando las curvas un poco mas rápido a diferencia de la ida, pues me contagié un poco con la potencia y velocidad de las otras motos que vi. Esperaba en breve alcanzar al Platina, pero no fue sino hasta una larga curva casi para llegar a el puente Río Chico donde me fui por unos segundos leyendo placa, luego se separó en la recta del puente, en otra curva me acerqué pero la siguiente recta era de subida y al intentar rebasar mi moto se quedó corta de potencia… Así que bueno, dejé que el auto se fuera a su ritmo el resto de la subida mientras yo trazaba tranquilamente cada curva. De pronto a un lado de la carretera vi dos motos detenidas mientras sus pilotos contemplaban el paisaje. Me fijé con calma y vi que posiblemente eran extranjeros, un señor y una señora cada uno en su moto. Venían bien equipados pues hasta sacaron una sombrilla para tomar más cómodamente algunas fotografías… Ignoro su destino o su plan, posiblemente irían hasta Mazatlán este mismo día pero se veían muy confiados, muy relajados. Algo así me gustaría hacer algún día, un largo viaje en compañía de una gran persona. En una moto o en dos.
Me hubiera gustado detenerme a saludarlos, pero sé que por el actual clima de inseguridad mi presencia los pudo haber asustado, así que seguí mi camino y ahora si, siguen varias rectas y por lo tanto el Platina se alejó definitivamente. De pronto en El Pino veo que está haciendo maniobras para regresarse. Espero no hayan dejado olvidada alguna cosa en las gorditas Eriliz, siempre es algo tedioso tener que regresar el camino andado por un pequeño descuido, pero ni hablar, a veces es simplemente indispensable. Mas cerca de Durango, al final de una larga recta vi por mis espejos una moto que venía veloz. Pero luego de un tramo de curvas lo vi quedarse mas atrás, hasta que en la siguiente recta me dio alcance a base de abrir el acelerador. Cuando me rebasó pude ver que era una moto deportiva de los noventa, de al menos 600cc y que al entrar a la siguiente curva frenó bruscamente con su rueda trasera, al grado de patinar ligeramente para así tomar la curva demasiado lento, tanto que a la mitad de la misma lo alcancé y ahí me fui ¡presionándolo con los 200cc de mi DR! Luego siguieron otras rectas, se fue, en la siguiente curva lo alcancé pero porque ambos nos encontramos con un camión, luego rebasamos en una recta y el se fue muy rápido, pero en las próximas curvas de nuevo me acerqué aunque no lo suficiente y entonces ya no lo volví a alcanzar pues ya estábamos en Durango.
Llegué a Durango relativamente temprano, a eso de las 2pm y luego de pasar cerca me decidí a no llegar y simplemente dirigirme a mi casa. Gracias por leer esta breve aventura a bordo de dos ruedas y con la música de fondo del Tren de la Alegría, donde no hay razón, mas que la que cada quien se inventa.
Distancia total recorrida: 74km